Normalmente, los clubes son presididos y financiados por empresarios, abogados, políticos y personas influyentes. Últimamente esta asombrando la llegada al fútbol de los petrodólares, jeques árabes inversores que obtienen sus elevadas riquezas gracias a los negocios petrolíferos. Son varios de los mejores equipos del mundo, como Manchester City, PSG, o Chelsea, los comprados y dirigidos por jeques y magnates del petroleo. Otros grandes equipos como Real Madrid, FC Barcelona o AC Milan lucen sponsors en sus camisetas de esta temática, y otros como el Arsenal han entregado el nombre de su estadio a dichos patrocinadores. Un sector de los fans de estos clubes parecen contentos y eufóricos por la llegada de estos "salvavidas", pero no todo son risas, ya que muchos aficionados muestran su descontento por la falta de tradición y de dignidad que creen presentar sus dirigentes al vender "su" club al mejor postor.
También las organizaciones que gobiernan el fútbol (FIFA y UEFA) han caído en las redes del dinero y ahora, el lugar donde se celebra el próximo mundial o la próxima final de la Champions no es el que tenga mejores infraestructuras o el que albergue a más espectadores, sino aquel que signifique un buen negocio para estas organizaciones y que reporte una elevada cuantía para sus arcas.
También cabe hablar de las enormes desigualdades económicas que existen dentro de una misma liga. Por ejemplo, en la liga española existen una diferencia de 487 millones de euros entre el mayor presupuesto (Real Madrid) y el menor (Eibar). Esto es debido al desproporcionado reparto de los ingresos televisivos, siendo Madrid y Barça los que acaparan casi la mitad de los ingresos, nada menos que 140 millones de euros cada uno.
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